


Lo que más me ha llamado a atención, en el recogido, fue que un espacio tan rico y diverso, como Collserola no estaba lleno de personas disfrutándolo. A veces ni te das cuenta que están tan cerca y además son impresionantemente bucólicos. En el caso de Barcelona creo yo que esta en generar un hábito en la población en desfrutar de un espacio como estos. Para esto creo que generar espacios arquitectónicamente atractivos podría ser una buena solución, pero siempre teniendo en cuenta la manera que este espacio sea ocupado, pues lo que nadie quiere estragar es la grande fauna y flora que ahí existen y si ayudarla a se propagar y perpetuar. El Park Güell, es un bueno ejemplo de intervención arquitectónica en la naturaleza, pero su enorme suceso ha perjudicado un poco su tranquilidad. Creo que el acto de generar marcos arquitectónicos en la naturaleza es siempre muy bienvenido. Desde que sea muy bien pensados y que generen el mínimo posible de daño a la vida que ahí está.
En el caso de Rio de Janeiro, el cambio climático, y su consecuente grande aumento de la temperatura urbana (haciendo de la ciudad de Rio la segunda más caliente del mundo, hasta más que el desierto de Sahara), ha ayudado muchísimo los grandes iconos naturales y arquitectónicos
como
el Pao de Açucar y e Cristo Redentor, en este papel de atraer la utilización del grande parque urbano. La Floresta de la Tijuca es la más grande floresta urbana del mundo y su biodiversidad es encantadoramente vasta. Es una verdadera pena que a veces los grandes problemas de una ciudad puedan intervenir y dañar espacios tan ricos como estos. La violencia urbana y el pensamiento comercial, que a veces predomina en las grandes constructoras y en la legislación brasileña, son los grandes enimigos de esta area verde.


En el caso de Rio de Janeiro, el cambio climático, y su consecuente grande aumento de la temperatura urbana (haciendo de la ciudad de Rio la segunda más caliente del mundo, hasta mas que el desierto de Sahara), ha ayudado muchísimo los grandes iconos naturales y arquitectónicos como el Pao de Açucar y e Cristo Redentor, en este papel de atraer la utilización del grande parque urbano. La Floresta de la Tijuca es la más grande floresta urbana del mundo y su biodiversidad es encantadoramente vasta. Es una verdadera pena que a veces los grandes problemas de una ciudad puedan intervenir y dañar espacios tan ricos como estos, como la violencia y el pensamiento comercial que a veces predomina en las grandes constructoras.