martes, 15 de junio de 2010

Eixample



El tejido urbano de Barcelona es singular y fácilmente reconocible. El plan de extensión urbana por la ciudad de Barcelona como lo ha pensado Cerdá era cuestión de salud, higiene, de proporcionar buenas condiciones de vivir a toda la población de la ciudad sin diferencia creando calles para facilitar la circulación como la llegada del sol y del aire. Encuentro muy ingenio el sistema de los ángulos recortados, creando plazas a cada esquina de manzana, para permitir la visión y que mejore la circulación de los coches en la ciudad. Así el espacio urbano parece bastante abierto, libre. La malla urbana está uniformada al mismo tiempo que se adapte a las condiciones ya existentes de la ciudad. Las manzanas en si misma están bien pensadas, ofrecer un espacio libre dentro de cada una mientras que los edificios forman el vacio de la calle me apetece. Pero me parece que esta voluntad de corazones abiertos se ha perdido y que no está utilizada como debería, según su potencial. En este censo, el proyecto de Cerdá como lo ha pensado se pierde. Las manzanas ahora están bastante ceradas… demasiadas, con poco posibilidad de llegar en el espacio centro. Lo que podría reprochar a su plan es la falta de espacios urbanos como verdaderas plazas urbanas y parques dónde pueden llegar y encontrarse los habitantes del barrio. Otro problema que encuentro a esta uniformización de la ciudad es la orientación, es muy fácil perderse dentro de estas calles todas parecidas. Los únicos elementos que permiten dirigirse son los edificios notables de grandes alturas que se notan de lejos, y también los elementos naturales como la topografía de la ciudad: sabemos que abajo vamos hacia el mar, arriba hacia las alturas. Pero en un sentido, es la abertura de las calles que permiten reconocer a estos elementos que nos dirigen. El barrio da una sensación de seguridad, limpio y abierto.

La ciudad de Grenoble es muy diferente. No tiene ninguna malla que la organiza como la ciudad de Barcelona. Desde el centro histórico, acolado a la montaña de la Bastille, la ciudad crece de manera muy singular, con dos ejes principales que atraviesan toda la ciudad. Ha crecido de manera muy aleatoria. Las calles son de anchuras diferentes, no así tan grandes y no son todas parecidas. Aunque la ciudad está mucho más pequeña, me parece que a su escala, tiene muchos más espacios urbanos como plazas o parques disponibles para todos los habitantes. La situación de Grenoble es un poquito particular, está rodeada de muchos municipios que forman parte de su crecimiento.