


Este recorrido ha sido la ocasión para verificar las cosas que tan a menudo he escuchado sobre el Eixample. Ni qué decir de todo lo que ha podido visitar en las numerosas exposiciones a causa del aniversario del plan Cerdá. En cambio, aunque no me haya aportado tantas novedades como otros, creo que ha estado bien porque es una forma de completar toda esa información. Complementarlo prácticamente.
Sin explayarme demasiado con el plan de Ildefons Cerdá de 1859, me parece importante subrayar los puntos fuertes que tenía el proyecto original. Se planteó para responder a la masificación de la ciudad. Dar un salto atravesando las murallas en busca de nuevos espacios donde construir ciudad para una vida saludable. Para ello cuidó al detalle la orientación, alturas máximas, ocupaciones de la parcela... Pero además, previó jardines, servicios públicos o mercados distribuidos uniformemente. Los barrios proyectados podrían ser autosuficientes.
En la misma década, en 1854, Donosita fue nombrada capital de Gipuzkoa. Pasó de ser una fortaleza a convertirse en una ciudad con una nueva función; de manera que comenzaron los planes del ensanche. El arquitecto encargado, Antonio Kortazar, presentó su proyecto en 1860 y comenzó ha ralizarse cuando se derribaron las murallas en 1863. Como en Barcelona era necesario liberarse de esta barrera. Época de diseños modernistas, la influencia del Eixample es notable en la propuesta de Kortazar. Basándose en la prolongación de la Calle Mayor, estructuró los edificios en cuadrículas delimitadas por calles ortogonales.
En vez de la uniformidad de Cerdá, las islas varían de dimensiones para adecuarse a una topografía más accidentada. También hay variación en las zonas creadas. En lugar de barrios con parecido carácter, se diferenciaron zonas para los burgueses, los obreros y los turistas.
De todas formas, en ambos casos se proyectó con laminada en el futuro. Algo indispensable so se habla del crecimiento de una ciudad que se desarrollará en un tiempo indefinido.
Sin embargo, la gran diferencia reside en el cumplimiento que se ha hecho de esas previsiones. Aunque en San Sebastián se haya construido más de lo previsto (áticos...) en Barcelona ha sido desmesurado la excesiva construcción llegando a convertir el Eixample en la segunda zona más densa de la Península (3044 hab/km2).
Además se suprimieron las zonas verdes y los espacios públicos. Hoy en día es evidente la falta de este tipo de espacios, por lo que están intentando recuperarlos mediante intervenciones que visitamos. En Donosita, supongo que también debido a la escala, el ensanche no se ha convertido en una zona tan basta y densa. Se hicieron esventramientos y se abrieron plazas, como por ejemplo la del Buen Pastor. La ampliación de Kortazar se complementa con el bulevar de Saracibar, las construcciones hacia el este (desde la Parte Vieja) de finales del s.XIX o los barrios circundantes a los que se une. La parte Este, limitada por el río Urumea, recoge edicios significativos como lo hace el Passeig de Gràcia; el Teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina...
En estos momentos Barcelona se encuentra inmersa en la difícil tarea de enmendar los errores de la abusiva edificación. Si con el tiempo consiguiera mejorar la situación, no sólo ofrecería una vida más saludable a los habitantes, sino que también se podrían reforzar las relaciones entre ellos. Aunque Donosita no sea tampoco un pueblo donde se conocen todos, es posible (especialmente en los barrios) llevar una vida cotidiana más social que te hace sentir partícipe de la vida cotidiana de toda la ciudad.