Ensanche Barcelona_Mallorca
Al igual que en Barcelona, en Mallorca fue convocado un concurso (1897) para elegir un proyecto de ensanche. En sus bases aparecían diversas condiciones que debían cumplir los planes que se presentasen. Debería extenderse de forma radial en torno al casco antiguo.
Además, en las bases del concurso se estableció 3 categorías de calles. Las de primer orden tendrían 30 metros de ancho con edificios de 20 metros de altura máxima; las de segundo, 20 metros de anchura con edificios de 16 metros de altura máxima; y las de tercer orden, 10 metros de anchura con edificios de 3 metros de altura máxima; este hecho haría que en cada manzana hubiese entre un 20 y un 25% de espacio libre.
El proyecto escogido para la realización del ensanche fue el de Calvet.
La superficie del Ensanche había sido calculada para las necesidades de la ciudad en un período de veinticinco años. En 1940 (año fijado por Calvet para la finalización del proyecto) parte del Ensanche estaba todavía sin cubrir, existiendo una importante zona despoblada. La urbanización se llevó a cabo con más lentitud de la prevista. Entre 1925 y 1945 todavía se estaban construyendo las calles y las vías. Las obras se realizaban por empresas contratadas mediante subasta pública y los terrenos se adquirían por expropiación, aunque eran muchos los que se los cedían al ayuntamiento.
Durante la aplicación del plan no se tuvo en cuenta las disposiciones que regulaban la altura de los edificios en relación con la anchura de las calles. Debida al gran número de edificaciones de una sola planta en 1937 se clasificaron las vías según su importancia, determinando la altura mínima de las fachadas y su extensión longitudinal en cada una de ellas. Para las de primer orden se fijaba la altura mínima en diecinueve metros, en las calles de segundo orden, se establecía la altura en quince metros. Once metros para las de tercer orden, y siete y medio para las de cuarto orden. Debido a que no se establecieron alturas máximas en el ensanche, rápidamente proliferaron calles oscuras y limitadas entre los grandes bloques de las calles de primer y segundo orden.
Otra de las características destacables de la aplicación del plan es que debido a la lentitud de la urbanización se encuentran varios estilos arquitectónicos en el ensanche, como el regionalismo, modernismo, racionalismo o los estilos propios de la posguerra.
El proyecto al igual que el plan Cerà tubo muchas criticas negativas y positivas de las que podemos destacar una frase de Guillem Forteza.
Si del monstruoso ensanche de Barcelona se ha podido decir que era una deshonra para Europa, del nuestro, si mentalmente lo unimos con la remodelación de Roma, y con el nuevo cementerio de Génova y otros engendros vecinos, podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que es una deshonra para el Mediterráneo
Guillem Forteza, L'art de construir les ciutats i la reforma de Palma, Palma de Mallorca, Amengual i Muntaner, 1921.
Sin embargo, el tiempo ha demostrado que ambos son un excelente ejemplo de crecimiento urbano
