Es bastante clara la diferente vocación de las actuaciones que vimos en este recorrido. Mientras que en el de la calle Ribes era fundamental la relación con la calle, lo público, en el centro social se buscaba la intimidad, la privacidad.
Aún así, los dos proyectos ocupan solares de un mismo plan, el de Cerdá, donde las manzanas tienen dimensiones considerables (incluso cuando la parcela se ve cortada por la calle Ribes).
Comparando con San Sebastián, la mayor diferencia se encuentra en las medidas de las manzanas. Éstas son más pequeñas: en la parte norte (entre la Avenida de la Libertad y el Boulevard) son de 56x86m y hacia el sur de la Avenida de la Libertad de 56x56m. esto supone una difilcultad para combinar edificios de viviendas con equipamientos, o varios equipamientos.
La disposición de los equipamientos se distribuye en diferentes manzanas concentradas especialmente en el centro. También hay que mencionar que hay agrupaciones más periféricas que requieren un mayor espacio como por ejemplo las instalaciones deportivas o el campus universitario (aunque hoy en día, con el crecimiento urbano, hayan quedado integrados en la ciudad misma).
Algunas veces las manzanas se dejan sin construir, donde surgen parques como Gipuzkoa Plaza. Dependiendo de la relevancia del edificio, puede darse el caso que ocupe un espacio mayor; la Parroquia del Buen Pastor se expande sobre cuatro manzanas. Se podría considerar el área de estas cuatro islas como un único conjunto en el que las viviendas crean unas fachadas laterales que protegen el interior. En este interior se alza la parroquia, al igual que en la calle Ribes, retirada de la calle para crear una plaza a la entrada.
Este espacio de entrada es el final de la calle Loyola que al cruzar la Avenida de la Libertad toma el nombre de Hernani. La calle Hernani pasa el Boulevard adentrándose en la Parte Vieja hasta toparse con el monte Urgull. Contra la ladera se erige la Parroquia de Santa María.
Esta conexión enfrenta las fachadas principales de las dos parroquias y crea un vínculo que relaciona la ciudad de San Sebastián más allá de la historia. Va uniendo las diferentes épocas, con sus respectivas tipologías urbanas, hasta disolverse en la plaza. Recorriendo esta trayectoria pasamos junto al ayuntamiento o el Nuevo Mercado de San Martín.
El Mercado ocupa una manzana entera de 56x56m y combina distintos comercios con restaurantes y servicios. Aunque, en el fondo no se puede hablar de un edificio híbrido, sino que sería más acertado hablar de un centro comercial por el carácter parecido de las funciones que acoge.
Así, juntando la importancia del edificio con la carga simbólica de lo que representa ese remate, el conjunto justifica la apropiación de las cuatro manzanas. Sin embargo, no se repite de nuevo esta situación formando parcelas de mayores dimensiones, por lo que los equipamientos necesitan ocupar solares enteros. Construyen sus propios volúmenes sin tener que preocuparse de que funcionen conjuntamente geometrías correspondientes a diferentes programas. Y, al mismo tiempo, sin poder ofrecer la riqueza que aporta la diversidad de combinar varios programas.