lunes, 10 de mayo de 2010

La relación con los ciudadanos




San Sebastián tiene sus orígenes en el monasterio que se ubicaba sobre el montículo que separa las playas de la Concha y Zurriola. La ciudad medieval se fundó bajo la presencia del monasterio, en la llanura. Ya desde el inicio resaltaba la privilegiada ubicación de este sitio. Por ello, durante la historia no ha sido indiferente a nadie pasando por numerosos dueños.
El palacio Miramar domina el lugar en la actualidad. Cuando vas a San Sebastián es fácil verlo, cercado por jardines y paseos. En cambio, nunca pensé que se podía subir y recorrerlo, acompañado por vistas espléndidas. Comprobé que me equivocaba tras una visita con la universidad.
Por tamaño es mucho más pequeño que Montjuïc. Tiene una superficie de 34.136 m2. Sin embargo, desde mi punto de vista, comparten en historia cierto carácter privado donde queda a un lado la relación con el pueblo.
El parque y el Palacio Miramar comienzan a tener mayor relevancia con el interés de la reina Maria Cristina por Donostia. Tras la muerte de su esposo Alfonso XII en 1885, compró la posesión al conde Moviano para convertirla en su destino de veraneo. Después de su muerte fue heredado por el rey Alfonso XIII. Varió el dueño acorde con la situación política del momento: el Estado la expropió en 1931 (II Républica), en 1933 pasó a cargo del ayuntamiento, en el franquismo volvió a la Casa Real... A pesar del movimiento, se mantuvo bajo el control de los que tenían el poder en cada época ajeno a los habitantes de San Sebastián.
En la actualidad pertenece al Ayuntamiento de Donostia desde 1972. Es un espacio abierto al público que los turistas frecuentan siguiendo la ruta marcada en su libro-guía. El palacio por una parte es la Sede Oficial de los cursos de verano de la UPV-EHU y por otra, el Centro Superior de Música del País Vasco (Musikene).
Desde que descubrí que la única limitación era el horario impuesto a todos los espacios públicos, he disfrutado a menudo de las vistas y la tranquilidad que se esconde entre los árboles (aunque para ello se recomienda no coincidir con los horarios de los turistas). Creo que la mayor ventaja que tiene sobre Montjuïc es la casi inmediata comunicación con la ciudad. Apenas se tarda en llegar, ya que la entrada coincide con el paseo de las playas, y la diferencia de cota es bastante inferior a la de Montjuïc. Pero por el contrario, esta facilidad de conexión hace que el visitante vuelva a su recorrido tan rápido como ha sido atraído. Una vez que subes, por ejemplo, hasta el Estadio Olímpico te tomas un respiro como mínimo para descansar. Esto te permite apreciar el lugar en el que te encuentras. Definiría ambos casos como lugares privilegiados. Lugares donde se combina la accesibilidad con la ciudad con un entorno natural agradable, culminado por unas excelentes vistas.