jueves, 10 de junio de 2010



La cuidad de la justicia de Barcelona de David Chipperfield tiene por objeto juntar los diferentes departamentos de la justicia antiguamente esparcidos en la ciudad en un solo y único edificio.
Todavía es temprano para decir que el proyecto funciona pero la idea es por cierto la criada. Y el plano que es por otra parte la insignia del equipo parece bien pensado. Un edificio para un departamento con un núcleo central, alrededor del cual los edificios irradían.



La dificultad en organizar tal máquina es superada en los detalles, por ejemplo los flujos no se cruzan lo que es esencial en un equipo jurídico. Sin embargo al nivel arquitectural el plano falta de flexibilidad, el fin era traer la justicia al nivel del ciudadano, pero el edificio aparece como frío, las aperturas recuerdan a las de una prisión, y la forma del edificio a pesar de los colores calurosos agradable tiene pensar más tiene una justicia correccional que humana. Los rayos son plantados en el suelo y faltan de ligereza.
Otro proyecto a las ambiciones similares es el de Dominique Perrault para el tribunal de justicia europeo a Luxemburgo. Dos torres broncea dorado bajo un cielo negro, luego una masa más sombría, donde se desprende una estructura flotante sobre pilotis, contrariamente a la de Chipperfield.
La noche hace emerger mejor una de las características de su arquitectura: un juego entre el visible y el invisible, un diálogo entre grandes espacios y detalles sorprendentes. Dominique Perrault explica: " el conjunto fue estallado entre diferentes extensiones, había que hacer "con" esta heterogeneidad, unir, densificar y orquestar, para crear un encolado coherente. "
En la función estos nuevos conglomerados de equipos son un éxito pero en la forma, o Chipperfield peca, Perrault acertado.