lunes, 22 de febrero de 2010

Ciutat Vella

Visitar, descubrir y vivir la Ciutat Vella: aventurarse por sus espacios estrechos, descubrir de repente una plazeta, perderse… Es asi que descubri por primera vez este barrio peculiar, en el cual vivo. Sus espacios públicos son sorprendentes, casi pareciendo un error de calculo o un olvido durante su creación. Lo más interesante es la manera de apropiación por los usuarios. Por su cultura extravertida y basada sobre la proximidad, los catalanes disfrutan de estos espacios a todas las edades, sin miedo a aceptar la gran cantidad de turistas. Las diversas formas de las placetas son aprovechadas, permitiendo una diversidad de usos y usuarios. La hora también es un factor importante. Barcelona siendo internacionalmente “la ciudad que nunca duerme”, es normal encontrar gente a todas las horas de la noche, tomando cerveza, charlando, o tocando musica. Para los extranjeros norte-americanos que pasean la Ciutat Vella, la experiencia es totalmente encantadora! Caminar por una de las estrechas calles que rodean la Catedral, escuchar una musica a lo lejos; apercibir una callejuela perpendicular; aventurarse; y descubrir un gran espacio publico, rodeado por ruinas, donde la gente aprovecha de las escaleras que han sobrevivido a las diversas conversiones urbanas, sentadas, cantado al ritmo de una guitarra.

Si comparo con la ciudad en donde vivia el año pasado, Montréal, la mayor diferencia es el cerramiento de estos espacios, creados por calles estrechas, en donde los vecinos no dudan a aprovechar la proximidad de los edificios para empezar discuciones “de balcon a balcon”. En Montréal, su urbanismo mas reciente y la fuerte influencia catolica Antigua, crea espacios sensibles a cierta “salubridad”, o sea calles anchas, en donde las viviendas, los parques y los comercios estan mayoritariamente sectorizados. Los parques no tienen limitacion construida, sino que estan rodeados por cuatro calles/avenidas, minimizando el acceso al peaton. Los espacios publicos que realmente funcionan son pocos y se encuentran normalmente en la parte mas Antigua de Montréal, o sea hacia el Viejo Puerto y el Centro. Siendo una cultura totalmente diferente, hay que entender que no buscan necesariamente esta proximidad que encontramos en la Ciutat Vella, pero cuando vienen a visitar siempre terminan sorprendidos y enamorados de este barrio y su grande vitalidad.