viernes, 12 de marzo de 2010

Ámsterdam vs Barcelona

Dos ciudades que destacan por sus planeamientos urbanísticos. Barcelona es conocida por su característico ensanche mientras que en Amsterdam el agua se convierte en el elemento clave.


Barcelona

El ensanche de Cerdà nace en 1860 como alternativa al caos que reinaba en el centro histórico debido al gran crecimiento demográfico que se produjo en la segunda mitad del siglo XVIII. Esta congestión que padecía la ciudad, todavía amurallada trajo consigo numerosas enfermedades.
Por todo esto, la circulación y la higiene de la vivienda se convierten en los objetivos principales del proyecto de Cerdà. Éste propone una malla basada en un esquema viario isótropo y ortogonal, donde los espacios intersticiales se destinan a uso residencial y a equipamientos. La manzana (113 x 113m) es el elemento generador del proyecto; una manzana achaflanada por los lados a 45º con el objetivo de mejorar las condiciones de visibilidad y la circulación.













Además, cada manzana dispone de un gran patio interior en el que se respira tranquilidad, a pesar de estar a pocos metros del bullicio de la ciudad.

El gran éxito arquitectónico del ensanche de Barcelona es la gran flexibilidad, la capacidad de transformación, de absorción y de circulación.



Ámsterdam

Tiene sus orígenes a finales del siglo XIII como un pequeño pueblo de pescadores en el margen derecho del río Amstel. Al principio del siglo XIV, la ciudad inicia una rica actividad comercial y su consolidación urbana se materializará a través de la construcción de un puente sobre el río.
El siglo XVII, es el llamado siglo de Oro para esta ciudad, con la apertura de rutas comerciales a Extremo Oriente. Ámsterdam se convierte en el lugar más importante para el intercambio de bienes en Europa. Este apogeo lleva a la construcción del célebre plan conocido por el nombre de “Plan de los Tres Canales”. Se trata de un crecimiento radial con tres canales concéntricos que permitía a los pescadores llegar con barco hasta sus casas.









El consejo de la ciudad obtiene el poder de realizar expropiaciones y se establecen unas restricciones en cuanto a la construcción. Cada manzana consta de dos hileras de parcelas edificables entre canales, con un fondo de 51 m y un espacio interior mínimo entre edificios de 48 m. Además también queda fijada la anchura de la fachada (8 m. que corresponden a tres ventanas)


Los tres canales monumentales se destinaron a vivienda burguesa y comercios, mientras que los canales radiales eran ocupados por la clase media.