

En el recorrido por la ciutat vella me ha interesado el confronto de escalas tan diversas: a partir de calles estrechas y pasajes sinuosos se encuentran plazas muy diversas y llenas de historia. Todavía, el peatón siente que hay una escala muy humana que no se ha perdido, reforzada por el uso muy intenso que los catalanes hacen del espacio público.
Diversos elementos, diferentes tiempos se cruzan en el espacio y hacen el casco antiguo de Barcelona. La superposición de diferentes épocas es traducida en el encuentro de espacios públicos que puntúan la trama densa e irregular medieval, dejándola respirar. Eso es el resultado de varias intervenciones que, a través de la reconversión de usos de espacios buscan una ciudad más salubre que se destina a los peatones, sin romper con su equilibrio e individualidad. Se destacan las pequeñas plazas junto a las iglesias, antiguos cementerios transformados en espacios de encuentro público, la reconversión de un convento en la Plaza Real, con sus fachadas regladas, y la apertura de la plaza de la Catedral, que ya considera la escala del automóvil. Otras actividades e usos también se han inserido en el casco antiguo y contribuyen para su adaptación a los cambios de la sociedad moderna, tal la edificación de MACBA e la transformación de casas nobles en el Museu Picasso.
Estos ejemplos muestran que, en Barcelona, hay una continua adaptación positiva de la ciutat vella al longo de los tiempos y su incorporación en el modo de vida contemporáneo, sin olvidar tanto los habitantes de la zona como los del resto de la ciudad y aún los turistas.
La ciudad de Porto es una ciudad muy antigua y su centro histórico también revela las diversas épocas que la han construido. Como Barcelona, la ciudad ha sufrido un proceso de densificación muy abrupto debido a la industrialización, y luego se empezaran intervenciones para tornar el casco viejo salubre. Pero, en la actualidad, pienso que aún queda mucho trabajo para que esta zona de la ciudad vuelva a los ciudadanos. Las plazas más representativas en el casco están ocupadas de servicios y puntos de interese turístico que las hacen vivir por el día. Pero son pocos los espacios que también son utilizados a la noche, y esto deriva del problema de abandono del casco viejo: las zonas habitadas son de muy baja calidad y, por tanto, la mayoría está vacía o poblada por gente gran. A pesar de las continuas intervenciones que mejoran la calidad de los espacios públicos en Porto, aún no se ha conseguido combatir totalmente el abandono del casco antiguo, pero esto es un problema muy delicado que toca a la mayoría de las ciudades históricas.