martes, 9 de marzo de 2010

Efecto especulación

El plan Cerdá tiene muchos aspectos interesantes, que superan muchos otros planos urbanistas. La intención del
centro de manzana público, la uniformidad de alturas, los tamaños de las manzanas, las anchuras de aceras, el uso mixto en las manzanas, la variedad de fachadas y de secciones de calles, la integración con la ciudad antigua existente…Todos estos factores combinados, crean una ciudad más humana, y más agradable para el peatón.
Mismo con la especulación inmobiliaria, incluso después de las olimpíadas, el plan pudo realizarse en gran parte como lo esperado, y el resultado es de una ciudad con una cara muy particular y interesante. Por no haber sido un plan impuesto, hecho todo al mismo tiempo, tiene variedades formales en los edificios, y mismo los construidos ahora tienen la posibilidad de hacer una arquitectura contemporánea siguiendo los padrones y leyes del eixample, y relacionándose con lo existente.
El efecto de la especulación, sin embargo, es sentido en los espacios públicos. Como la mayoría de los interiores de manzanas hoy se encuentran ocupados, siento que faltan espacios públicos en el eixample, por eso es muy interesante la iniciativa de recuperar estos espacios, abriéndolos. Pero de una manera general, las leyes consiguen crear una cierta uniformidad en la ciudad, que no pudo ser comprada por la especulación.
En Rio de Janeiro, por no haber un plan fuerte que regule la ocupación en la ciudad, la especulación y el crecimiento espontáneo fueron los responsables por decidir el ordenamiento. Las tentativas de ordenar el crecimiento no se propusieron en limitar la altura de los edificios, entonces pasa de que la ciudad tenga edificios altos por ejemplo sobre la playa, dando sombra a la arena y que en algunos barrios, los edificios muy altos y pegados a los de al lado hacen sombra, no entrando luz en los pisos.
Hoy en Rio todavía se cometen los mismos errores del pasado, o aún peores. El crecimiento actual de la ciudad está basado en un plan urbanístico de los años 70, de Lucio Costa, el mismo urbanista de Brasilia, que previo la creación de un nuevo centro, apartado del existente, que consistía de grandes avenidas para los automóviles con edificios altos y aislados. La especulación inmobiliaria se utilizó de ese plano como le convenía, construyendo muchísimos edificios altísimos, con sus propios espacios públicos atrás de rejas y apartados de la ciudad. El resultado es una ciudad cerrada, aislada, con distancias y calles hechas para el automóvil, sin pensar en el peatón y sin relación con el centro de la ciudad existente.