

En el comentario de este recorrido el la mención de los arquitectos se convierte obligatoria; David Chipperfield Architects y B720 Arquitectura. En general en los casos anteriores, el protagonismo lo tenía el lugar. El lugar entendido como conjunto global: la ubicación, el ambiente, la función. La mayoría de las veces ha sido un espacio exterior o un espacio con edificaciones dispersadas en él que macaban el trayecto. En este caso, en cambio, la arquitectura construida a partir de un programa estricto es el que domina el lugar.
Ha sido un programa, para mí hasta ahora desconocido, lo que ha condicionado el proyecto. Un programa muy exigente. Necesidades imposibles de esquivar configuran el funcionamiento de la justicia. Así, aunque sea una “ciudad” para todos, en sus entrañas encontramos lugares privados e inaccesibles para la mayoría; los sótanos con la variopinta gama de artículos incriminatorios. Esos sótanos que me sorprendieron tanto por sus archivos modernos, manejado todo por tecnología, como por las humedades tan corrientes. Era curioso ver cómo las grietas se expandían por las paredes de hormigón que intentaban proteger todos los frágiles papeles y sus cajones electrónicos (¡qué cantidad!). Supongo que solucionarán pronto estas incompatibilidades de carácter, porque si no...
Así mismo, sería incompatible una mente desordenada para proyectar algo me pareció tan complejo. Desde mi punto de vista como estudiante sin demasiado conocimiento sobre el tema, creo que Chipperfield y B720 han hecho un trabajo bueno, bonito y eficaz ( porque barato no debió de ser). Responde de manera práctica a las diferentes circulaciones, utiliza los colores como guía, crea un proyecto unitario con bloques separados. Por supuesto, también tiene sus defectos además de las humedades; la escasez de baños, entre otras.
Como ciudadana, valoro mucho la sencillez y la fácil compresión de un espacio que responde a los numerosos servicios del sector de la justicia. No me resulta fácil compararlo con el conjunto del sistema judicial de San Sebastián porque no lo conozco ni he estado en sus edificios.
Por otra parte, otro conjunto unitario creado por distintos bloques es el del campus de Ibaeta. Es un lugar que controlo bastante mejor. La mayoría de los edificios se concentran en la explanada que discurre a lo largo de la Avenida Tolosa. Al igual que en la Ciudad de la Justicia, el elemento que articula las diferentes piezas es el vacío, aunque en este caso no esté cubierto. Es en él donde se cruzan las circulaciones, pero como en este caso hay otras necesidades, también ofrece otras respuestas. Este vacío, dibujado por caminos que limitan los amplios céspedes, es el lugar donde los estudiantes se relacionan, descansan, comen, leen, juegan, duermen la siesta (siesta que no tiene en cuenta la hora que sea) o incluso llevan a cabo actividades (por ejemplo, el año pasado hubo acampada, otra vez talleres...). Puede ser al mismo tiempo un punto de reunión como tener un rincón acogedor para las intelectuales conversaciones de una pareja de enamorados.
Por lo tanto, creo que en Barcelona debería plantearse el problema que supone la ausencia de un elemento articulador que conecte las diferentes facultades.