El parque de Collserola es un lugar ignorado por muchos de los habitantes de Barcelona. Sabemos que existe, pero poco sabemos más allá de la fachada que da a Barcelona y que sirve como punto de referencia. Collserola es más que un parque: es un oasis metropolitano. Un lugar, que cuando estás ahí, olvidas el movimiento frenético de la gran ciudad. Un lugar que podría ser aprovechado para respirar un poco de aire puro, hacer deporte o pasar un buen día de fin de semana; pero por alguna razón, no llega a sacarse el jugo que se podría. Para incorporar más actividad a este espacio, Barcelona podría promover actividades para el tiempo libre que tuvieran que ver con la naturaleza, o convocar algún evento deportivo. No obstante, esto sería bueno siempre y cuando se hiciera de forma moderada, con pequeñas actuaciones, de forma semejante a las intervenciones que se están realizando: pensadas para la preservación del parque, pues la masificación llevaría a perder este lugar tan característico. 
En este sentido, Zaragoza es una ciudad muy diferente a Barcelona. En primer lugar por su clima y topografía, prácticamente plano y con un clima mediterráneo-continental semidesértico y en segundo lugar por la menor necesidad de un lugar en el que poder respirar, pues el área metropolitana no está tan densificada y la ribera del Ebro siempre está presente, pero desde el punto de vista del peatón, no del que observa a lo lejos.
Aunque de otro carácter, un lugar de gran interés ecológico y medioambiental pero que pocos zaragozanos van a pasar el día, son los Galachos de Juslibol, un meandro abandonado del río Ebro que con el tiempo se ha convertido en laguna, a escasos 5 km de la ciudad. El Galacho tiene un pequeño centro de visitantes explicando su formación y su riqueza cultural, pero como pasa en Barcelona, los zaragozanos prefieren otros espacios verdes para pasear: los parques más relacionados con la ciudad, como es el parque Primo de Rivera (conocido como Parque Grande), más accesible, que equivaldría al parque de la Ciutdadella. Los Pinares de Venecia, podría ser análogo a Collserola: es un lugar con presencia de verdor, sombra, agua, y equipamientos de ocio, realizando actividades que van desde las más pasivas (pic-nic, descanso) hasta las más activas (deporte), pero a diferencia de Collserola, este lugar que sí que es utilizado, puesto que se llega fácilmente desde los diferentes barrios que lo rodean, incluso siendo favorecida su accesibilidad casi entendida como una continuación del Parque Grande, citado anteriormente.

En este sentido, Zaragoza es una ciudad muy diferente a Barcelona. En primer lugar por su clima y topografía, prácticamente plano y con un clima mediterráneo-continental semidesértico y en segundo lugar por la menor necesidad de un lugar en el que poder respirar, pues el área metropolitana no está tan densificada y la ribera del Ebro siempre está presente, pero desde el punto de vista del peatón, no del que observa a lo lejos.
Aunque de otro carácter, un lugar de gran interés ecológico y medioambiental pero que pocos zaragozanos van a pasar el día, son los Galachos de Juslibol, un meandro abandonado del río Ebro que con el tiempo se ha convertido en laguna, a escasos 5 km de la ciudad. El Galacho tiene un pequeño centro de visitantes explicando su formación y su riqueza cultural, pero como pasa en Barcelona, los zaragozanos prefieren otros espacios verdes para pasear: los parques más relacionados con la ciudad, como es el parque Primo de Rivera (conocido como Parque Grande), más accesible, que equivaldría al parque de la Ciutdadella. Los Pinares de Venecia, podría ser análogo a Collserola: es un lugar con presencia de verdor, sombra, agua, y equipamientos de ocio, realizando actividades que van desde las más pasivas (pic-nic, descanso) hasta las más activas (deporte), pero a diferencia de Collserola, este lugar que sí que es utilizado, puesto que se llega fácilmente desde los diferentes barrios que lo rodean, incluso siendo favorecida su accesibilidad casi entendida como una continuación del Parque Grande, citado anteriormente.


