El Plà Cerdà fue un proyecto pensado bajo la necesidad de una mejora higienista de la ciudad, tras un periodo de pestes y fiebres causadas por las malas condiciones de salubridad fruto de la densidad de la ciudad y de la falta de infraestructuras sanitarias como redes de alcantarillado o de agua corriente.
Tras haber aprobado el derrumbamiento de la muralla, se impuso el Plà Cerdà. Este plan unía los distintos asentamientos que se habían formado alrededor de las murallas de la ciudad mediante una cuadrícula edificada, que generaba dos tipos de vías: las primeras constituían el espacio público de la movilidad, del soporte a las redes de servicios (agua, saneamiento, gas…), el arbolado (más de 100.000 árboles en la calle), el alumbrado y el mobiliario urbano; y las segundas (entre manzanas), eran los espacios de la vida privada, donde los edificios plurifamiliares se reunían en dos hileras en torno a un patio interior a través del cual todas las viviendas (sin excepción) recibían el sol, la luz natural y la ventilación.
La no aceptación del plan desde un principio, favoreció la especulación de la ciudad, que permitió la edificación de estas segundas vías en primer lugar, y el crecimiento en altura de la edificación establecida por Cerdà.
Hoy en dia, y como vimos en la ruta que se hizo por el Eixample, se le da un gran valor a estos espacios, considerados por Cerdà como segundas vías, y que encontramos actualmente como patios interiores. Creo que son espacios muy útiles en la ciudad actual y que permiten gran variedad de actividades.
Aún así creo que no se pensó en la importancia que tendrían en un futuro estos espacios, cuando se permitió la construcción de estos; ya que antes la ciudad no estaba tan densificada y se disponía de más espacios de este carácter.
Cerdà planificó y diseñó las calles teniendo en cuentas muchas cosas que los otros planes de la época no planteaban, pero creo que tampoco creo el plan pensado en una ciudad como es hoy Barcelona con cuatro veces más la población que planteaba su plan.
Tras haber aprobado el derrumbamiento de la muralla, se impuso el Plà Cerdà. Este plan unía los distintos asentamientos que se habían formado alrededor de las murallas de la ciudad mediante una cuadrícula edificada, que generaba dos tipos de vías: las primeras constituían el espacio público de la movilidad, del soporte a las redes de servicios (agua, saneamiento, gas…), el arbolado (más de 100.000 árboles en la calle), el alumbrado y el mobiliario urbano; y las segundas (entre manzanas), eran los espacios de la vida privada, donde los edificios plurifamiliares se reunían en dos hileras en torno a un patio interior a través del cual todas las viviendas (sin excepción) recibían el sol, la luz natural y la ventilación.
La no aceptación del plan desde un principio, favoreció la especulación de la ciudad, que permitió la edificación de estas segundas vías en primer lugar, y el crecimiento en altura de la edificación establecida por Cerdà.
Hoy en dia, y como vimos en la ruta que se hizo por el Eixample, se le da un gran valor a estos espacios, considerados por Cerdà como segundas vías, y que encontramos actualmente como patios interiores. Creo que son espacios muy útiles en la ciudad actual y que permiten gran variedad de actividades.
Aún así creo que no se pensó en la importancia que tendrían en un futuro estos espacios, cuando se permitió la construcción de estos; ya que antes la ciudad no estaba tan densificada y se disponía de más espacios de este carácter.
Cerdà planificó y diseñó las calles teniendo en cuentas muchas cosas que los otros planes de la época no planteaban, pero creo que tampoco creo el plan pensado en una ciudad como es hoy Barcelona con cuatro veces más la población que planteaba su plan.
Lleida en crecimiento!
Lleida ha experimentado un gran transformación en un corto espacio de tiempo, creciendo des de un modelo antiguo a otro más dinámico, a partir de los años sesenta del siglo XIX. A partir del año 1860 se derrumban las murallas de la ciudad que impedían su crecimiento, se proyecta el primer plan urbanístico (que contempla el primer eixample de Lleida en los inicios de la revolución industrial, el ferrocarril llega a la ciudad mejorando las comunicaciones y generando una transformación de la base económica lleidatana (empiezan los riegos del Canal d’Urgell, que transforman radicalmente la agricultura de las tierras de Lleida), se crean las primera industrias textiles y se construyen los Camps Elisis.
Ahora Lleida se encuentra en una situación muy parecida a la que experimentó hace casi ciento cincuenta años. La ciudad ha seguido creciendo durante todo este periodo, pero es a partir de la recuperación de la democracia que su expansión se acelera adquiriendo una nueva dimensión que le ha hecho cambiar de escala. Las nuevas murallas que se han tenido que superar eran el río y la vía del ferrocarril. Lleida ha multiplicado los accesos entre los dos márgenes del Segre con puentes y pasarelas, tarea que se continúa con el nuevo puente atirantado de Príncipe de Viana, y el de Prat de la Riba por encima del túnel del tren. Los nuevos ensanches son en Ciudad Jardín, Barrios Norte y los barrios de Cappont, Bordeta y Magraners. Los nuevos Campos Elíseos, son la viva imagen de la nueva Lleida.
Otro salto que está dando la ciudad es el de las comunicaciones. Si la llegada del ferrocarril a Lleida supuso una revolución, la llegada del tren de alta velocidad también lo es. Como lo es, desde hace poco, la puesta en servicio del aeropuerto Lleida-Alguaire.


