La gestión de las aguas de Barcelona me parece parecida a la que, desaforadamente, se actua en la mayoría de las ciudades: la lluvia es llevada lo más rápidamente posible a los depositos subterráneos y es mandada a los depuratores junta con las aguas refluas, acabando luego (en este caso) en el mar. Desde el punto de vista medioambiental, esta no es una gestión conveniente de el agua. Aunque, como nos han explicado, realizar una red diferenciada sea impensable por motivos economicos, en tiempos largos los gastos por una incorrecto uso de el agua seran mucho majores (en particular en caso de emergencias).
La urbanización altera el natural ciclo de el agua, en particular porque reduce las superficies permeables, pues no permite la infiltración el el terreno ni la evaporación. De esta manera, una cantidada muy consistente de agua se queda en superficie, y necesita ser transportada el la red, aumentando el riesgo de inundaciones en caso de fuertes lluvias. He notado que muchos espacios publicos y de juego no tienen hierba, y me parece bastante raro. Si para la realización de un sistema de red diferenciades para la reutilización de las aguas pluviales quizá es necesario esperar largo tiempo, al menos estaria bien aumentar las superficies permeables con espacios verdes. La vegetación y el terreno ya hacen una filtración pues el agua que llega en profundidad ya ha perdido gran parte de las sostancias contaminantes presentes en la lluvia.
Hablar de la ciudad de Venezia significa necesariamente hablar de el agua, porque una no existaría sin otra. Historicamente la ciudad, los edificios, la vida y la sociedad venecianos se han desarollado adaptandose a el agua y a las mareas. Aún hoy, los canales de agua constituien la red urbana más importante, por ejemplo por lo que atiene los transportes.
Antes que se construyera la red de agua potable, la recuperación del agua pluvial fue de primaria importancia por la ciudad, que no tuve la posibilidad de sacar agua da las acuíferas subterráneas. Por este motivo se crearon pozos para la colección, la filtración y la reutilización de la lluvia. Los pozos recogieron el agua de las plazas y de los edificios alrededor, llevandola a una zona de filtración subterránea constituida por arenas de diferente tamaño y delimitada por arcillas impermeables. Después de la filtración, el agua pudo entrar el la caña del pozo por especiales ladrillos, y desde aí ser llevada al exteriór por garruchas.
El el XVIII siglo los pozos publicos fueron 157, y muchos otros privados. En el 1884 se construió la red de agua potable y actualmente los pozos no son utilizados más, pero quedan visibles muchas “vere da pozzo” en las plazas y bajo estas hay toda la compleja esctructura subterránea del pozo.