miércoles, 17 de marzo de 2010

Turismo bajo tierra

Se puede descubrir una cuidad y su cultura de varias maneras. La principal es recorriéndola, a pie, visitando sus principales museos y su arquitectura emblemática. Descubrir sus edificios, sus terrazas y sus parques: es lo que compone la memoria y las fotos del típico turista. Quien se imagina descubrir una cuidad por sus aspectos mas obscuros, como su infraestructura subterránea? Descubrir lo que hace que la ciudad funcione, que nunca colapse, lo que la sostiene y lo que la une. El turista común y corriente nunca se imaginaria recorrer la calle principal de una gran ciudad bajo-tierra, sin cielo ni edificios que la definan; ni siquiera piensa, cuando camina por encima, en que en realidad no toca suelo firme, sino que esta suspendido sobre una enorme red de caños y tubos de todo tipo.
El recorrido por el deposito de aguas pluviales de Barcelona nos permitió tener esta experiencia, comprender que la ciudad en la cual vivimos no solo esta compuesta por arquitectura impresionante, en una trama urbana mas que conocida, pero sino que es mucho mas complexa y que todo lo que el peatón no ve y que se encuentra debajo es tan importante como sus edificios o la calidad de los espacios públicos.

Conocida como LA ciudad subterranea mas importante del mundo, Montréal ofrece otra experiencia completamente diferente para el turista. Bien que no esta invitado a visitar sus depósitos de agua, la ciudad subterranea es una extensión vertical de las calles, cuando el clima rudo y frio casi obliga una vida cotidiana completamente interior. Podiendo alcanzar 5 pisos de altura, esta mini-ciudad ofrece al peaton friolento comercios de todo tipo y un servicio de transporte bien vinculado: diferentes estaciones de metros se conectan gracias a esta estructura.
Si hablamos mas de servicios tecnicos, como los depositos de agua de Barcelona, Montréal tiene un sistema parecido. Siendo un poco mas joven, tiene un sistema de recolecta de aguas “negras” y aguas de lluvia casi por toda la ciudad. En la vieja ciudad (el viejo puerto), los antiguas corrientes de agua (rio, riachuelo), fueron convertidos progresivamente en recolectores que, de manera natural, llevan el agua hacia el rio Saint-Laurent.