El proyecto de Josep Llinàs concentra muchos equipamientos en una manzana abierta, puesto que al pasar una calle, no se considera un interior propiamente dicho; en cambio, el proyecto de OAB contiene un pequeño equipamiento en lo que sí que se puede denominar interior de manzana del Eixample. Es por estas diferencias que estas intervenciones no se pueden comparar entre sí, cada una de ellas juega un papel diferente. Una no es mejor que la otra, sino que cada una ha sacado partido a las condiciones del lugar que tenía.
En el caso de OAB, el proyecto toma como base el antiguo trazado de Horta, líneas preexistentes, cogiendo la esencia del lugar, y es esto precisamente lo que hace que el proyecto esté equilibrado. La traza es la que manda, dejando a un lado un discreto equipamiento y al otro una zona ajardinada y de juegos para disfrute de todos los vecinos. Estas intervenciones en los interiores de las manzanas me parecen necesarias, porque es cuando se demuestran las virtudes del Eixample, que se han ido perdiendo a lo largo de los años al cargarlo interiormente y no dejar un espacio verde para disfrute de todos.